Con las manos no solo siento la aspereza de mi alma, también puedo tocar la dureza de mis nudillos y el dolor mis dedos.
Las yemas de mis dedos son capaces de percibir hasta la más mínima desigualdad en un trozo de metal, pero no son capaces de hacerte estremecer de la punta de los pies hasta la cabeza como lo hacen tus manos con mi piel.
martes, 21 de diciembre de 2010
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1 comentario:
:3 ahora lo tenemos los dos...
te quiero cielo :)
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